Un día de playa me fui por las piedras a probar suerte y esto fue lo que me topé.
Me alegró sacar una lubina a las tres de la tarde y a pleno sol, pero por otra parte me dije: "Guillermo parece que no sabes pescar otra cosa"
No volví a pescar por el pedrero.
Dos días antes de regresar a asturias, tomando una caña, estaba hablando con una amable camarera y no sé como salió el tema de la pesca, me preguntó que si había salido en lancha y le dije que no. Me preguntó si me gustaría hacerlo y le dije que encantado, pero sólo podría ir al día siguiente ya que luego me iba. Como caracteriza a la gente del sur, no paró hasta conseguir enrolarme.
Al día siguiente a las 6:50 había quedado con Chano, su hijo Dani y su amigo Raúl para zarpar en busca de aventura.
No alentaba mucho saber que llevaban tres días sin dar con los peces.
Nos detuvimos a pescar algo de cebo vivo: caballas y jureles.
Llegamos a la puesta, profundizo el cebo, lo separo del fondo un par de brazas y . . . .
¡¡¡Corvina que te crió!!!! No daba crédito, por mi ya tenía el día echo.
Vaya suerte macho!! Pensaba para mi.
No pescamos nada más y decidimos cambiar a otra zona.
Al poco de llegar . . . .
Corvinón!!! En ese momento no daba crédito!!
Otra vez parón de actividad, comimos algo mientras acababa de bajar la marea.
A las 13:30, con 40 minutos de subida empezó el rock n´roll . . .
Me llevo un inmejorable recuerdo , sin duda ha sido uno de los mejores dias de pesca hasta la fecha. Gracias al patrón Chano que con su experiencia hizo que diéramos con los peces y gracias también a Dani y Raúl que hicieron que me sintiera como si nos conociéramos de toda la vida.
Lo pasamos genial, muchas gracias y espero volver a veros algún día.
Un abrazo amigos.